Lunes, 07 Noviembre 2016 17:29

La Jornada de Abraham

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Parte 6 - Una Jornada Como la Nuestra

Nuestra jornada es como la jornada de Abraham. Su jornada es nuestra jornada. El texto de Génesis nos dice que la jornada de Abraham empieza en Harán donde muere su padre. Es ahí donde él respondió al llamado de Dios. Pero el Nuevo Testamento nos dice que no fue allí donde Dios lo llamo por primera vez. El llamado de Dios empezó en Ur de los Caldeos.

Ur de los Caldeos fue aproximadamente donde la torre de Babel fue construida y donde el Emperio Babilónico fue construído. El padre de Abraham era un idólatra lo cual es confirmado por la tradición Judía en la literatura Talmúdica, diciendo que el padre de Abraham era un idolatra. Hay una historia en el Talmud (solamente es una historia) que dice que Abraham tomo un martillo (un “pattiysh”) y destrozó todas las estatuas de su padre, excepto una, y puso el martillo en la mano de ese ídolo. El padre de Abraham, Terah, entró y dijo, “¿quien mató a todos mis dioses?” Abraham dijo “este dios lo hizo, el que tiene el martillo”. Y su padre dijo, “¡eso es imposible! Es solamente un pedazo de piedra sin vida ni aliento”. Y Abraham dijo “exactamente padre, exactamente”. 

Esto es solo una historia que cuenta el Talmud.

No fue hasta que el padre de Abraham murió causando una crisis en su vida, que él respondió al llamado de Dios quien le dio en su juventud mucho antes en Ur de los Caldeos.

Como pasa en la vida de muchas personas. Dios esta atrayéndolos, Dios esta llamándolos pero no es hasta que haya una crisis en su vida que responderán a Su gracia y Su llamado. Algunas veces es el duelo, otras veces calamidades financieras, o crisis de salud, o una combinación de varias cosas. Dios llama y llama, El está dispuesto a salvar a las personas, pero cuando las personas no responden, El utilizará las calamidades, a fin de salvarlos.

Mira, “a los que El antes conoció…..”. (Romanos 8:29) Yo no soy un calvinista pero Dios nos conoció antes de la creación del mundo y El nos empieza atraer desde la concepción y desde niños. Cuando alguien nace de nuevo, cuando alguien entra al conocimiento salvador del Señor Jesús, no solamente su futuro tiene sentido, pero también su presente y hasta su pasado. Todo tiene sentido. Cuando conoces al Señor te das cuenta de esto porque tu vida fue come fue. Cosas que no puedes cuantificar, tal vez las cosas que pensabas cuando estabas en tu cama antes de dormir, tal vez experiencias o impresiones que nunca antes tuvieron sentido. Tenían algún sentido metafísico quizás, pero no podías cuantificarlos. Sin embargo cuando eres salvo te das cuenta “que durante todos esos acontecimientos era Dios quien te estaba atrayendo hasta el momento en que lo conociste por medio de su Hijo”.

Pero así como le ocurrió a nuestro padre, Abraham, muchas veces se necesita de una crisis para que nosotros respondamos a Su gracia y Su llamado. Es aquí donde la verdadera jornada empieza.

Dejar a una familia es difícil, pero muy seguido es lo que el evangelio requiere. Esto es cierto entre los Judíos y los Musulmanes. También conozco Católicos Romanos, personas que vienen de familias comunistas, familias Ortodoxas Griegas o rusas, es el mismo principio. Pablo dijo en la segunda carta a los Tesalonicenses que incluso los Gentiles tienen el mismo rechazo que el rechazo que experimentaron los Judíos por parte de sus propias familias. Jesús vino a traer la división (Lucas 12:51). Es maravilloso cuando familias se salvan pero la verdad es que la muerte separa y la única manera en la cual tú puedes estar con tu familia es si ellos son salvos también.

Abraham empieza su jornada y la primera parada que hace en su jornada después de su encuentro con El Señor es Siquem- “ Shakem ”. “ Shakem ” quiere decir "hombro" en Hebreo. No el hombro anatómico pero la idea de llevar (soportar) una carga. Hoy podemos localizar Sequim cerca de la ciudad Nablus. En Sequim Abraham permaneció bajo un árbol. Bajo el “Roble de Moreh”.

Moreh es la palabra que se utiliza en Hebreo moderno para decir “maestro”, pero en Hebreo antiguo quiere decir “conocimiento” particularmente el conocimiento de Dios.


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